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viernes, 24 de agosto de 2018

Comedor Universitario

Que la clase trabajadora acceda a la universidad es una lucha de todos los días. Entendemos que para que un/a estudiante pueda garantizar permanencia y egreso en sus estudios debe esta garantizado el derecho a la educación, que se materializa en diferentes factores como la posibilidad de un boleto educativo (que incluya a trabajadores/as de la educación) que permita un bajo costo en transporte, becas para quiénes no pueden acceder a las fotocopias y el acceso a menú nutritivo a bajo costo entre otros.
La nutrición debe ser considerada como pilar primordial en el proceso de aprendizaje, en función del enorme gasto energético asociado a los esfuerzos intelectuales que debe realizar un/a estudiante en sus largas jornadas pedagógicas. Sin una política universitaria de bienestar apuntalada a cubrir este requerimiento, se ve vulnerado el derecho a aprender de determinados sectores sociales expulsados de la educación superior o incluso impedidos de llegar a ella. La UNLu, de la mano del movimiento estudiantil fue pionera en generar desde abajo las condiciones para un comedor.Desde el año 2002 hasta 2006 funcionó el “Comedor comunitario”, un proyecto popular donde no sólo los y las estudiantes participaban del mismo, sino también no docentes, docentes y la comunidad educativa en general.
Luego de que el ex rector Osvaldo Arizio hiciera cerrar dicho comedor, la alimentación quedó en manos de un buffet privado con lógicas de ganancia y donde no toda la comunidad universitaria accedía. En el año 2012, como Lista Estudiantil 115, impulsamos un proyecto de Comedor Universitario,el mismo fue producto de un intenso relevamiento y análisis de cada uno de los comedores que al momento funcionaban en más de 20 universidades públicas del país, a su vez se le incorporaron ideas propias, propuestas y utopías. Ese pre-proyecto fue socializado a la comunidad universitaria para someterlo a debate en diversas asambleas y reuniones. Finalmente fue presentado en el Consejo Superior de la UNLu, que luego de un año de desidias y trabas – de los diferentes sectores políticos – se aprobó la creación de un Sistema de Bar-Comedor Universitario Público en cada una de las sedes de la Universidad. Para ello, se aprobó que un 2% del presupuesto de la Universidad se destine al Comedor ($5.000.000). Esta resolución habla de crear y establecer una categoría programática con un monto permanente no inferior al 2% del presupuesto de la UNLu. De esa manera se pretende lograr ofertas gastronómicas a un valor por debajo del costo, financiado integralmente por el presupuesto universitario, donde todos y todas podamos acceder por el mismo precio y que los/as trabajadores/as actuales del buffet se incorporen a la planta permanente del Comedor Universitario.
En la sede de Luján la construcción física del comedor fue terminada en el año 2016, pero arrancamos las cursadas de este 2018 sin comedor universitario que, sumado a la coyuntura nacional de tarifazos, inflación y despidos masivos, fue motivo de expulsión de la universidad de muchos/as compañeras/os, dicho edificio fue y es utilizado para “ceremonias protocolares” por la gestión de Antonio Lapolla y Anabella Gei, ninguneando por completo el fin por el cual fue construido y lo que es mucho peor este nefasto rectorado envió al Consejo Superior un proyecto para privatizar nuestro comedor universitario.
Ante este nuevo avasallamiento a nuestros derechos como parte de la comunidad educativa nos hemos organizados mediante la ASAMBLEA POR EL COMEDOR UNIVERSITARIO, donde centros de estudiantes de diferentes carreras, organizaciones estudiantiles y estudiantes independientes debatimos y organizamos un plan de lucha que generó una movilización al Consejo Superior de más de 100 estudiantes, donde se le exigió a las y los consejeras/os superiores que no nos vendan la lucha histórica por el comedor, que a su vez atenta contra la democracia universitaria ya que ese mismo cuerpo años atrás, firmó la resolución para la materialización del comedor. Ante una votación ilegal (entre gritos, luces apagadas, micrófonos desconectados) y violenta se decidió la toma del espacio del Consejo Superior manifestando nuestro repudio a no ser escuchados.
Continuamos el plan de lucha con ollas populares, merendazos, pasadas por cursadas y manteniendo el espacio asambleario donde todxs tengamos voz y voto Y CON UN CONTUNENDE RECHAZO A LA MERCANTILIZACION DE LA EDUACION PÚBLICA, ya que sostenemos y luchamos por  una universidad de y para la clase trabajadora.

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